El obispo de San Luis, monseñor Pedro Daniel Martínez, presidió, el 8 de mayo, la celebración de la fiesta de Nuestra Señora de Luján y allí dio a conocer una carta pastoral sobre la vida titulada “El hombre: ‘imagen y semejanza de Dios’”.
En su mensaje, el prelado llamó a los fieles de San Luis, y a todos los hombres de buena voluntad “con ocasión de los presentes debates suscitados a raíz de posibles promulgaciones de leyes contrarias a la vida del ser humano. Ante la duda y confusión que podrían tener al respecto, es mi deber como Obispo trasmitirles la enseñanza tradicional de la Iglesia acerca de la vida del hombre, como don de Dios”.
“La vida – dijo- es algo sumamente delicado, importante y fundamental, para todos los hombres y especialmente para los cristianos. La vida tiene un valor sagrado, incluso cuando se viva en circunstancias difíciles. Importante y fundamental también porque se refiere al primero de los derechos de cada ser humano: a la vida”.
Monseñor Martínez manifestó que Dios forma, plasma y conoce a cada hombre desde el seno materno y agregó que “sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo y es Él mismo quien la volverá a tomar. Hemos sido creados para la felicidad y vivir en comunión con Dios eternamente”.
“La Iglesia y también la biología humana, al afirmar la vida humana desde su inicio, reconocen que en el cigoto resultante de la fecundación está ya constituida la identidad biológica de un nuevo ser humano, irrepetible y por ello debe ser respetado y tratado como persona y se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable a la vida de todo ser humano inocente”, reconoció el pastor de San Luis.
“En ninguna circunstancia, nadie tiene el derecho a eliminar de modo directo a un ser humano inocente”, afirmó el obispo y advirtió que “en la actual cultura relativista todo es negociable, hasta el primero de los derechos fundamentales: el de la vida. La falsa tesis relativista rechaza la existencia de una norma moral que tenga sus raíces en la naturaleza del ser humano a la cual tenga que hacer referencia la misma concepción del hombre, del Bien Común y del Estado”.
Monseñor Martínez afirmó que todos los católicos tienen la “precisa obligación de oponerse” a toda ley que atente contra la vida humana.
Como conclusión, el obispo de San Luis resaltó que “es loable que un gobierno ayude económicamente a las madres que se encuentran ya con un embarazo de tres meses. Lo cual significa que tal gobierno reconoce que, al menos desde los tres meses de embarazo, una mamá lleva en sí un ser humano. Si esto es así, ¿cómo se podría justificar el asesinato (aborto, directamente intentado como fin o como medio) de un ser humano de tres meses de vida, amparándose en una posible ley promulgada por ese mismo gobierno?”.(AICA)
En su mensaje, el prelado llamó a los fieles de San Luis, y a todos los hombres de buena voluntad “con ocasión de los presentes debates suscitados a raíz de posibles promulgaciones de leyes contrarias a la vida del ser humano. Ante la duda y confusión que podrían tener al respecto, es mi deber como Obispo trasmitirles la enseñanza tradicional de la Iglesia acerca de la vida del hombre, como don de Dios”.
“La vida – dijo- es algo sumamente delicado, importante y fundamental, para todos los hombres y especialmente para los cristianos. La vida tiene un valor sagrado, incluso cuando se viva en circunstancias difíciles. Importante y fundamental también porque se refiere al primero de los derechos de cada ser humano: a la vida”.
Monseñor Martínez manifestó que Dios forma, plasma y conoce a cada hombre desde el seno materno y agregó que “sólo Dios es Señor de la vida desde su comienzo y es Él mismo quien la volverá a tomar. Hemos sido creados para la felicidad y vivir en comunión con Dios eternamente”.
“La Iglesia y también la biología humana, al afirmar la vida humana desde su inicio, reconocen que en el cigoto resultante de la fecundación está ya constituida la identidad biológica de un nuevo ser humano, irrepetible y por ello debe ser respetado y tratado como persona y se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable a la vida de todo ser humano inocente”, reconoció el pastor de San Luis.
“En ninguna circunstancia, nadie tiene el derecho a eliminar de modo directo a un ser humano inocente”, afirmó el obispo y advirtió que “en la actual cultura relativista todo es negociable, hasta el primero de los derechos fundamentales: el de la vida. La falsa tesis relativista rechaza la existencia de una norma moral que tenga sus raíces en la naturaleza del ser humano a la cual tenga que hacer referencia la misma concepción del hombre, del Bien Común y del Estado”.
Monseñor Martínez afirmó que todos los católicos tienen la “precisa obligación de oponerse” a toda ley que atente contra la vida humana.
Como conclusión, el obispo de San Luis resaltó que “es loable que un gobierno ayude económicamente a las madres que se encuentran ya con un embarazo de tres meses. Lo cual significa que tal gobierno reconoce que, al menos desde los tres meses de embarazo, una mamá lleva en sí un ser humano. Si esto es así, ¿cómo se podría justificar el asesinato (aborto, directamente intentado como fin o como medio) de un ser humano de tres meses de vida, amparándose en una posible ley promulgada por ese mismo gobierno?”.(AICA)
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